domingo, 30 de mayo de 2021

El sufrimiento y la realización del Ser. Una entrevista con Irina Tweedie

El editor entrevistó a Irina Tweedie, una amorosa guía espiritual y mística sufí, en su hogar en Londres y durante una serie de conferencias que ella ofreciera en los Estados Unidos de América.

Los que con llanto siembran, en júbilo cosechan.

— SALMOS 126

El amor es así:
entonces qué importa si tu cabeza ha de rodar-
¿De qué has de quejarte?

— KABIR

ENTREVISTADOR: Sra. Tweedie, ¿considera usted que el camino espiritual de las mujeres es diferente del de los hombres?

TWEEDIE: Sí, muy distinto. Mi maestro, a quien llamo Bhai Sahib, un día dijo: "El varón necesita muchas prácticas porque la energía en el hombre funciona de un modo totalmente diferente que en la mujer. Al varón le doy muchas prácticas. Las mujeres casi no necesitan ninguna práctica. Ella alcanza la realización por ser mujer."

Imagínate cómo me sentí, ¡cuán entusiasmada estaba! Pensé, "¡ajá!" pero no dije nada. De pronto él giró bruscamente hacia mí y dijo: "Oh no… no te alegres tanto. Es igualmente difícil para todos, es distinto únicamente."

Verás, la mujer está más cerca del plano material que los hombres. Estamos hechas en un modo distinto. Tenemos que producir niños de nuestro cuerpo físico, de modo que nuestra psique y nuestro cuerpo y nuestros centros sutiles o chakras y todo lo demás, está hecho de un modo totalmente diferente a los varones. El hombre usa su energía creativa, que se manifiesta como semen, para crear niños. Su energía es trasmutada en otra cosa, por lo tanto es bastante difícil para él alcanzar un nivel espiritual. Nosotras las mujeres llevamos la energía creativa de Dios en nuestros chakras. Ya la tenemos y la mantenemos, la conservamos. Hablando espiritualmente, nosotras no necesitamos recibir nada más.

Sin embargo, por los niños, nosotras las mujeres necesitamos protección, necesitamos calor, necesitamos confort para poder procrear la raza humana. La mujer es mucho más dependiente de las cosas físicas, las necesitamos. Cosas como la seguridad, el dinero, el alimento, la vivienda, son extremadamente importantes para nosotras. No podemos evitarlo. Y por obtener estas cosas, estos beneficios, creo que las mujeres siempre han aceptado ser ciudadanas de segunda categoría: necesitamos cosas que el hombre puede brindar.

ENTREVISTADOR: ¿Es entonces importante el proceso de dar a luz y criar un niño, para el desarrollo espiritual de una mujer?

TWEEDIE: Sí. Los niños son muy importantes para el desarrollo espiritual. El alumbramiento de un bebé para una mujer es una experiencia espiritual de primera magnitud. Los niños son muy especiales; son mágicos; y definitivamente, son una experiencia espiritual.

ENTREVISTADOR: ¿Y las mujeres que son incapaces de dar a luz?

TWEEDIE: No importa. Yo nunca tuve hijos. Tuve dos maridos (¡no al mismo tiempo!) pero nunca tuve hijos; no vinieron. Pero para algunas mujeres el no tener hijos es causa de un gran sufrimiento psicológico, porque es parte de la naturaleza misma de la mujer el desear niños. A raíz de que los hijos son tan importantes para una mujer, ellos también representan el mayor obstáculo para su vida espiritual. Un swami de Dehradun en la India me dijo que según el Vedanta, no tener hijos es espiritualmente más sencillo para una mujer porque los niños crean mucha dependencia. Los niños representan una gran atadura para una madre. ¿Cómo podría ser de otro modo? Ellos son parte de la mujer.

ENTREVISTADOR: Entonces parecería que la mujer necesita de una pareja para progresar espiritualmente.

TWEEDIE: Creo que tanto la mujer como el varón necesitan de una pareja. Guruji nos decía: "Me gustaría llevarlos juntos a Dios, ellos se complementan mutuamente." Cuanto más trabajo con gente, noto que el ser humano no debiera estar solo. Nos necesitamos unos a otros, las mujeres especialmente. Nadie es mejor, ni el hombre es más que la mujer ni la mujer es más que el varón. Tan sólo somos distintos. Guruji acostumbraba decir: "Todos nadan en el océano. ¿Quién está más cerca de la costa? ¿Y de qué costa?" Nadie está más arriba o abajo que otro. Todos somos distintos, pero nos necesitamos mutuamente.